martes, 3 de febrero de 2015

Gorgo - Reina de Esparta

Cleómenes, rey de Esparta solo tuvo como descendencia una hija, la princesa Gorgo. Ella influía en su padre y a veces él se dejaba guiar por sus acertadas intuiciones, gran inteligencia, prudencia y sentido común. 

Sus historias son recogidas por Heródoto y Plutarco. Nos hacen ver que la única persona que tenía una gran influencia sobre el rey Cleómenes I era su propia hija Gorgo. Una de ellas es cuando Gorgo que tenía ocho o nueve años de edad, le dijo a su padre que se alejara de Aristágoras, tirano de Mileto quien no paraba de intentar sobornar al rey aumentando la cifra cada vez más, gracias a esta oportuna y sabia intervención logró que Esparta no se aliara con Aristágoras, y que rechazara una intervención militar en Asia Menor contra Persia. 

Otra anécdota protagonizada por la pequeña princesa relacionada, también, con el mismo aristócrata fue cuando vio que a Aristágoras lo calzaba uno de sus servidores, ella exclamó: “Padre, el extranjero no tiene manos”. Esta divertida ocurrencia es mencionada por varios historiadores, lo que demuestra la gran popularidad de esta ingeniosa mujer. 


Años más tarde la princesa Gorgo de Esparta se casó con su (medio) tío Leónidas, hermano, de parte de padre, de su propio progenitor, pues ambos eran hijos del rey Anaxándridas, que se casó con dos mujeres obligado por los éforos. Las mujeres no podían ser propietarias directas de los bienes de sus padres, pero podían transmitirlos a sus hijos. De ahí la enorme importancia de la elección del marido, que había de pertenecer a la familia paterna, para que estos mismos bienes (los que fueran) no saliesen del propio núcleo familiar. Según Heródoto, el rey Leónidas accedió al trono por ser hermano de Cleómenes y por haberse casado con su hija Gorgo, por lo tanto, podemos pensar que en Esparta la mujer podía transmitir la realeza a su marido. Leónidas era una generación mayor que Gorgo, la diferencia de edad era considerable pues Leónidas rondaba los cincuenta años. 

Después del fallecimiento de Cleómenes, un misterio no aclarado, una de las dos coronas de Esparta fue a parar a manos de Leónidas. Cuando Leónidas accede al trono, Gorgo debe tener unos veinte años. Leónidas reinó en tierras de Lacedemonia desde el año 488 a. C. hasta su heroica muerte en la defensa del Paso de las Termópilas, luchando contra los invasores persas, en el año 480 a. C. 

La reina Gorgo fue quien descubrió la forma de leer un mensaje de Demarato , oculto en una tablilla de madera, que recogía los planes del rey de los persas de invadir Grecia. Gorgo de Esparta se nos muestra como una mujer muy inteligente y experta en cuestiones de alto espionaje militar. Heródoto es quien nos relata este curioso acontecimiento: “Resulta que, cuando Jerjes decidió llevar a cabo su expedición contra Grecia, Demarato que se encontraba en Susa, se enteró de lo que se proponía y quiso informar a los lacedemonios. El caso es que no podía alertarlos así como así (pues corría el peligro de que le pillasen), por lo que se le ocurrió la siguiente idea. Cogió una tablilla de doble hoja, le raspó la cera, y, acto seguido, puso por escrito los planes del monarca Jerjes; hecho lo cual, volvió a recubrirla con cera derretida, tapando el mensaje, a fin de que el transporte de la tablilla, al estar en blanco, no ocasionase el menor contratiempo entre los cuerpos de guardia apostados en el camino. Cuando la tablilla llegó a Lacedemonia, los lacedemonios, no acertaban a dar una explicación, hasta que, según tengo entendido, al fin, Gorgo, la hija de Cleómenes y esposa de Leónidas, comprendió por sí misma la treta y les sugirió que raspasen la cera, porque encontrarían - les indicó – un mensaje grabado en la madera. Ellos entonces, siguieron sus indicaciones y pudieron descubrir y leer el mensaje, por lo que, acto seguido, informaron de su contenido a los demás griegos.” 



Una escena como ésta sería impensable en la “liberal” Atenas. Su marido, el rey Leónidas, y los espartiatas que estaban al frente de las instituciones políticas y militares recurren a una mujer, casualmente la esposa de uno de sus dos reyes, la consultan, buscan su consejo y siguen al pie de la letra sus oportunas sugerencias. Y, enseguida, el enigma se aclara. El oculto mensaje de Demarato sale a la luz. Esta anécdota nos demuestra dos cosas: la profunda consideración y respeto de que gozó Gorgo en su ciudad y, también, la estima que le tenía su propio esposo, Leónidas, quien no dudaba en compartir sus tareas como rey con ella. 

Y, sabiendo de antemano que los dioses olímpicos ya habían decidido su suerte, pues el oráculo ya había predicho que serían devorados por los invasores, el rey espartano, como un héroe trágico, se despide de su joven esposa. Gorgo, a su vez, le recuerda sus deberes como soberano y como jefe del ejército. Ella le pregunta a su marido Leónidas que debía hacer. Él le dijo “Casarte con un hombre bueno y alumbrar hijos”. Este mensaje nos ilustra, muy bien, la situación general de la mujer griega cuya función más importante y destacada es tener hijos legítimos y saludables.




Después del dramático fallecimiento de su marido, la espartana Gorgo que tendría unos 28 años, fue durante muchos años reina-regente, en la prolongada minoría de su hijo, el pequeño Plistarco. Regencia que compartió, primeramente, con su tío-cuñado Cleómbroto, y, después, con el hijo varón de éste, el general Pausanias, el vencedor de la célebre batalla de Platea contra los persas (479 a. C.).

En medio de tanta intriga sangrienta y de tantas guerras, la prudente e inteligente Gorgo de Esparta, no sólo, logró sobrevivir, sino, también, brillar por su ingenio y sus oportunos consejos. Fue una mujer de gran personalidad, brillante, orgullosa, animosa y con gran sentido del humor, que responde con sentencias ingeniosas y contundentes, como toda buena espartana. Una de sus respuestas más célebres es cuando una mujer del Ática le preguntó: “¿Por qué, vosotras, espartanas, sois las únicas que gobernáis a vuestros hombres?”. Gorgo respondió: “Porque somos las únicas que alumbramos hombres”.



Leónidas, con su muerte en el desfiladero de las Termópilas se convirtió, para todos los griegos, en un héroe excepcional. Héroe que encarna, como nadie “Dulce e decorum pro patria mori”. Morir por la patria, o lo que es lo mismo, por las mujeres que permanecen en ella.

En el año 464 a. C. Esparta fue sacudida por un fortísimo terremoto que ocasionó casi veinte mil muertes y la destrucción de toda la ciudad...No se sabe que ocurrió con Gorgo. Heródoto y Plutarco, que nos dan bastante información acerca de ella, no mencionan nada más.



Podemos acabar con la afirmación de que Gorgo fue la única mujer de Esparta en ser hija, esposa y madre de un rey.

Segunda entrada de biografias para Gorgo, una mujer real y para mi un ejemplo a considerar donde la mayoría de los libros de historia antigua no hablan o directamente la ignoran. Sin embargo autores importantes como Heródoto y Plutarco la mencionan con gran y verdadera admiración. Espero que sus últimos años los pasara lo mejor posible, tal y como se merecía.

Aquí podéis ver la anterior biografía: Meryl Silverburgh

¡Saludos!

Pd: Quedé tercera en el torneo de Magic ^_^